martes, 13 de noviembre de 2012

¿Que sientes cuando te abres?
¿Qué siente  una persona cuando muestra su ser?
Indefensión y felicidad, si, felicidad.
Las personas, seres cerrados deseando abrirse como el capullo de una flor en las primeras lluvias de la primavera, desean mostrar su interior al lo existente, poder quitarse esa mascara oxidada de acero oxidado y madera vieja desnudar su rostro al mundo, su sonrisa, sus emociones, sentirse libre de las cadenas que oprimen y aprietan.
Pero el mundo así no lo desea, las personas deben ser lo que el mundo espera de ellas, nunca lo que realmente necesitan ser, lo que quieren, lo que anhelan.
Si abres tu mascara al mundo, te golpearán, te maldecirán y te escupirán en tu cara indefensa por haber sido capaz de abrir el cerrojo que separa la realidad de la mentira establecida y escrita en el destino.
¿Destino?
 En la mente de la sociedad, en las esperanzas puestas en el mundo imaginario, inventado de cada uno de los elementos que forman parte de ella que no tienen el valor suficiente de reconocer lo que son, sus debilidades, sus temores, sus gustos mas secretos. Solo son débiles cuando las otras personas lo son, solo le gusta lo que a los demás les gusta y solo son capaces de mover ligeramente el candado de posición, pero nunca de abrirlo totalmente.
Pues, escondamos todos nuestro ser detrás de esas mascaras de acero y madera, fundamos la carne con el metal, clavemos la madera astillada en la piel. Cuando observemos la estupidez del mundo, cuando nos demos cuenta de los humanoides en los que nos hemos convertido sentiremos odio por no poder quitarnos las mascaras o quizás, simplemente, nos sintamos horripilados por la visión  tras de ella.


miércoles, 29 de agosto de 2012

General.



Generalizamos. 
Perdemos lo más bello, lo más cálido buscando el conjunto de las virtudes.
No observamos con lentitud el fulgor del haz de luz que penetra en la habitación a la primera hora de la mañana. Caldea en un tenue tinte dorado el ambiente y muestra la llegaba de la mañana agradable. Buscamos ansiosos la luz impactante del astro perdiendo los detalles que llenan de fulgor la existencia buscando la gran plenitud.
La belleza del cielo cubierto por el manto de la oscuridad, las bombillas encendidas y muertas que tímidamente asoman su rostro en la oscuridad, unidas y separadas unas de otras, sin concretar que cada una es un grito ardiente luchando por seguir vivo y no caer en olvido, un dios Helios a lomos de su montura realizando su última carrera.
Buscamos la perfección en la figura opuesta, buscamos el duro diamante incrustado en el pecho o la talla del dulce sonido del violín recorriendo sus formas. 

No nos detenemos, ni perdemos tiempo en acariciar la textura esponjosa y tersa de la piel que nos cubre. No buscamos el reflejo del haz en las esferas de cristal que vislumbran el mundo. 
No queremos el dulce y agridulce aroma exfoliado delicadamente en la piel del cuello. 
No.
Solo ansiamos el tiempo, solo nos paramos a observar el brazo de metal que gira en círculos sobre el eje indicando lo perdido, el momento que nunca volverá. Ansiamos lo general, lo veloz y apresurado en conformidad de los principios regidos. El brazo nunca gira, lo general muere en el paso y lo específico prevalece devolviendo lo perdido, atacando con el nunca fue y el siempre quisiste. Avanzando lentamente por las llanuras de tu mente, en escuadrones.




Despedida.

Un tren de madrugada consiguió trazar, la frontera entre siempre y jamás. Dulces miradas, abrazos apasionados, caras felices dibujan aquella vieja estación. Figura solitaria mira triste a través del cristal, soñando en el bao. Una ausencia relampaguea más que el vibrante silbido del motor. Caras felices, caras tristes, caras melancólicas pero ninguna el deseo. La máquina arrastra su cuerpo alejándose de la estación. Gritos desesperados cortan el aire, paran el tiempo. Allí se encuentran, separados pero unidos. Una lagrima será el ultimo recuerdo. 

 

sábado, 12 de mayo de 2012

Dudas

Solo en un largo y sombrío pasillo. Cuadros oscuros, tristes y apagados me observan con sus ojos borrosos y destilados.
Crujidos y golpes a mi alrededor, chillidos de un bebé desconsolado al final del pasillo. La tenue luz de las velas en un frió candelabro ilumina escasos metros a mi alrededor.
A través de las finas paredes de ladrillo escucho aullidos inhumanos, pasos pesados y arañazos en el parqué.
El oxidado martilleo de un cerrojo metálico alerta mis sentidos, una puerta de abre en algún lugar. La llama en mis manos se consume dulcemente, estoy olvidado en un mar de sombras.
Una respiración ahogada camina por mi espalda, el bebé acaba sus lamentos, los sonidos se desvanecen.
Yo, dejo de respirar.




viernes, 4 de mayo de 2012

Reflejo

Críticas, ruidos y sonidos irritantes, caminas siguiendo una sombra que no alcanzas a vislumbrar, un intenso ardor acoge tu pecho expandiendo y contrayendo dejándote el hueco sangrante. Dibujas una espada imaginaria, un escudo de plata, una capucha para ocultar lo que eres mostrando lo que te gustaría ser.
Un golpe en falso a un saco desgastado, una vieja venda amarilla cubriendo nudillos heridos, un reflejo que no te representa. 
¿Qué intentas?





sábado, 14 de abril de 2012

Deseo

Entrada de una tumba tallada en la roca. Senda de luces plateadas que luchan con el dulce fulgor del alba. El rostro de la muerte se refleja en el flujo del río. Voces de deseo ocultas en el bello verso del poeta, en el hermoso retrato del pintor. Sombras de algo que pudo ser, apagadas por una luz angelical.



martes, 10 de abril de 2012

Miedo

Lúgure susurro que lento besa la recta de mi espalda. Abrazos de niebla nos cobijan.En su seno, a la lejanía, nacen sombras. Pasos pesados y sonoros abren el silencio rumbo a un muro de de estatuas de trapo.