miércoles, 29 de agosto de 2012

Despedida.

Un tren de madrugada consiguió trazar, la frontera entre siempre y jamás. Dulces miradas, abrazos apasionados, caras felices dibujan aquella vieja estación. Figura solitaria mira triste a través del cristal, soñando en el bao. Una ausencia relampaguea más que el vibrante silbido del motor. Caras felices, caras tristes, caras melancólicas pero ninguna el deseo. La máquina arrastra su cuerpo alejándose de la estación. Gritos desesperados cortan el aire, paran el tiempo. Allí se encuentran, separados pero unidos. Una lagrima será el ultimo recuerdo. 

 

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